viernes, 12 de marzo de 2021

Profecía acerca de la falsemia del Covid-19 y su falsa vacuna: la misma contiene nanosondas de asimilación cibernética, para formar el tatuaje RFID o marca física de la Bestia.

Mi profecía y visión en la madrugada del miércoles 10 de marzo del año 2021 ADAT. 
Por Lord Stob. 
(Profecía del día 10, pero publicada el día 12 de marzo). 
 
Vacuna "anti-Covid-19"=Nanosonda "borg". Borg es la especie de cíborgs que integraban el llamado Colectivo, una organización totalitaria en la Vía Láctea; un Estado brutal que asimilaba especies y culturas, para someterlas a su totalitarismo marxista. Nótese que, sin embargo, Gene Roddenberry (creador de Star Trek) era socialista... O era una advertencia de no irse al extremo del socialismo o simplemente nos mostró la agenda mundialista. 

 
 
            He tenido una visión terrible acerca del futuro cercano, pero no estoy seguro de cómo ocurrirá a ciencia cierta, pero sí es altísimamente probable que suceda, pues no es la primera premonición que he tenido. 
           Antes de contar esta visión extraña que tuve por la noche, voy a narrar los antecedentes necesarios. Todo comenzó en el año 1995, cuando tenía ocho años de edad: desde ese entonces, creo que tuve mi primera premonición: yo supe que para el año 2020 iba a ocurrir algo importante y trascendente para toda la humanidad; pero la verdad es que no se lo dije a mucha gente, aunque a algunas personas sí se lo dije y lo pudieron confirmar. De hecho, mi novela 2020, se inspira precisamente en ese suceso premonitorio de mi infancia: a los ocho años, cuando me dormía o me estaba por dormir, solía tener visiones de eventos que sucederían principalmente en el año 2020; es decir, en ese año se centraban mis historias principales que se me formaban en la mente. Pero por supuesto, cuando uno predice algo, no necesariamente quiere decir que vaya a ocurrir en esta dimensión (en este universo), sino que puede suceder en otros universos paralelos, perpendiculares u oblicuos. La cuestión es que, a los ocho años, yo me imaginaba despierto que las cosas en el futuro serían muy buenas como por ejemplo, los típicos automóviles voladores de la película Volver al futuro 2, que nos mostraba el año 2015. Por supuesto, el hecho de que me fascinara mucho esa película, también era señal de algo… El asunto es que yo me imaginaba un futuro positivo cuando estaba despierto, y también a veces cuando dormía; pero algo—una voz interior, pero sin oír nada con los oídos (no se trataban de alucinaciones)—me decía que ese supuesto futuro, en realidad era el pasado de otra dimensión. Y ahí está pues el germen de mi novela 2020. Por ende, yo para este universo, en aquellos tiempos, me imaginé que el futuro año 2020, pero de esta realidad, sería un poco complicado. 
        Sin embargo, debo aclarar que yo no pronostiqué que ocurriría una pandemia, ni plandemia ni falsemia; yo simplemente tuve la premonición de que iría a ocurrir algo importante, grave y trascendente para la historia de la humanidad. Quiero aclarar que yo por aquella época, cuando tenía tan sólo ocho años, no tenía idea en absoluto de nada acerca de teorías conspirativas; así que no tenía como saber nada acerca del asunto del Nuevo Orden Mundial. 
        Transcurrió el tiempo, me volví adulto y fui teniendo otras predicciones menores, acerca de cosas que me irían a pasar muy en breve, y que de hecho me ocurrieron. Eran más bien como intuiciones de que pronto me sucedería algo negativo; pero yo era descuidado y no solía darle importancia a esa fuerza mística o intuición que me bajaba del Cielo, pensando que sólo se trataba de mi imaginación. El transcurso de la vida me fue comprobando que realmente, yo podía predecir ciertas cosas; aunque no al estilo de los adivinos de las cartas de tarot ni nada de eso. De esos asuntos no tengo idea, ni tampoco me interesan. Yo no hago nada en especial por predecir cosas que luego suceden; simplemente es como si me bajara la información desde arriba, generalmente a través de los sueños. 
        El punto es que el viernes 14 de febrero de 2014, después de tanto dar vueltas, yo comencé a escribir mi novela 2020; y ya para ese entonces sí estaba involucrado en investigaciones sobre teorías conspirativas; y por ende, me di cuenta de que en efecto, algo importante y trascendente ocurriría en 2020, pero todavía mi escepticismo no me permitía tomarme muy en serio, la premonición que yo mismo había tenido de niño. 
        También recuerdo que alrededor del año 2010, el teórico de la conspiración Alex Jones, habló acerca de las vacunas come cerebro, las cuales tenían timerosal (compuesto mercúrico) y flúor; y por ahí, viene el asunto sobre esta mi profecía y visión que he tenido hoy… 
        En el año 2013—si mal lo recuerdo—cuando escribí Skadav I, yo coloqué una escena, en la cual Julián Maersas (el protagonista), soñaba que estaba arriba del puente Mauá y veía a una fila de personas, a las cuales se las estaban marcando con un tatuaje de código de barras en la mano derecha; y los policías o militares que marcaban a los civiles, tenían un tatuaje de código de barras en la frente. Pues bien, ese sueño de Julián Maersas, en verdad, lo tuve yo antes, y obviamente estaba relacionado con el Apocalipsis de San Juan. 
        Anteriormente, una noche soñé con un ángel, que sobrevolaba cerca de mi casa de allá de Río Branco, al lado del lavadero De Marco; y entonces oí que con voz de trueno el ángel me dijo: “ve en búsqueda de los proverbios”. Al día siguiente fui, cogí la Biblia y releí los proverbios, para ver qué me quería decir aquel ángel. Pero cuando me estaba despertando, ese día, tuve una alucinación hipnopómpica, en la cual, vi en la pared de mi apartamento de Coquimbo, que se formaba una cruz, la cual estaba conformada por pulgas, similar a la estática que aparece en la televisión (eso a lo que yo le llamo “carnaval de pulgas”). Además, si mal lo recuerdo, la noche anterior había soñado que venía caminando por la calle aledaña a la escuela técnica y al liceo de Río Branco, por la noche y de repente se hizo de día, y entonces me desperté. Al despertarme, la luz de mi dormitorio se había prendido sola. 
        Por supuesto, esa no fue mi única alucinación hipnopómpica, puesto que cuando era niño solía tener varias, como que me levantaba de la cama, y extrañamente el nivel del piso comenzaba a bajar y la cama quedaba cada vez más elevada, o también ver cuadros que se movían. Eso todo luego, me daría una pauta de lo que se vendría en el futuro; pues ya de adulto, allá por el año 2011, tuve un sueño que me lo clarificó todo para mí, en lo que respecta al asunto de la religión cristiana y mi postura teológica. Soñé pues, que arribaba a Río Branco en ómnibus desde Montevideo, pasando por cerca del club, justo en frente a donde vendían hamburguesas caseras, y al lado de una palmera; y entonces, a través de la ventana del autobús, vi un cartel que decía: “la Santa Sede está vacante”. Ese ensueño pues, me lo aclaró todo, pero recién luego de un año, por medio de la razón—y del estudio profundo de la bula Cum ex apostolatus officio—terminé admitiendo la realidad del sedevacantismo. Es decir, fe y lógica pura: ambas se me complementaron en mi vida; una fue confirmando a la otra. La fe es como algo que nos va adelantando mentalmente, lo que luego uno con la razón lo puede confirmar. 
        Por eso, para el año 2014, yo ya lo tenía todo bastante claro; y por supuesto también vi venir lo de la Gran Infamia: todo lo que me podría suceder, me terminó sucediendo, a diferencia de que en mi ensueño sobre la futura Gran Infamia, la misma ocurría en Río Branco y no en Montevideo. Pero por supuesto, eso sería absurdo, ya que yo ya vivía hace un decenio en la capital, y sólo estaba añorando mi tierra casi natal, la cual para mí también funciona a modo de símbolo espiritual, como si fuera un norte en mi vida. 
        Ahora bien, el sueño de Julián Maersas—que es el mismo que el mío—trataba acerca del siguiente pasaje bíblico: “Y hacía que a todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y esclavos, se les pusiese una marca en la mano derecha o en la frente; y que ninguno pudiese comprar ni vender, sino el que tuviese la marca o el nombre de la bestia, o el número de su nombre. Aquí hay sabiduría. El que tiene entendimiento, cuente el número de la bestia, pues es número de hombre. Y su número es seiscientos sesenta y seis” (Ap.13:16-18). Como vemos, esa marca de la bestia es un código de barras, y si observamos cualquier código común comercial, de los que se ven en las compras; veremos que, entre las barras normales, hay tres barras largas y finas equidistantes, las cuales representan el número seis: por ende, ahí podemos ver el seiscientos sesenta y seis. 
        Entonces, a lo largo de esos años yo fui averiguando que muchos teóricos de la conspiración creían que esa marca de la bestia se trataba de un microchip y yo mismo llegué a aceptar esa teoría, hasta que, en 2018, alguien me hizo entender que una marca es una marca, no un microchip. La marca de la bestia es en verdad un tatuaje inteligente de tecnología RFID (identificación por radiofrecuencia), con forma de código de barras, y puede ir en la mano derecha o en la frente. Así pues, me di cuenta que la marca de la bestia en realidad no se trata de un microchip, sino de un nanochip. Por eso es que hay tanto incentivo por parte del mundialismo, para que las personas usen tatuajes: esa moda obviamente, está dirigida, manipulada; es todo para ir acostumbrando a la gente. 
        No profundizaré ahora acerca del asunto de los tatuajes ni su relación con la apertura de portales hacia dimensiones demoníacas, porque de eso ya he tratado en otros escritos. Basta decir que, obviamente, la marca de la bestia, no se trata de un tatuaje común y corriente. Todo esto por supuesto, se relaciona con el transhumanismo y el asunto de los cíborgs, como muchos ya habrán intuido. 
        Además, agrego a estos hechos, el dato de que un amigo mío—no fui yo esa vez—también hizo una predicción, alrededor del año 2015: “de aquí a cinco años, más o menos, esto se pudre todo”. Es decir, que su predicción confirmó a la mía, y se terminó cumpliendo: la falsemia del Covid-19, el cual para mí es obvio que no existe ese “virus” del Sars-Cov-2-Covid-19, pero eso no lo trataré aquí, porque ya lo traté en otro artículo. 
        Pero aquí falta agregar otro dato más, también muy relevante, el cual yo predije: cuando yo tenía ocho años, pensé que en algún universo—que resultó siendo éste—ocurriría algo importante no sólo a nivel físico, sino también a nivel espiritual y moral; en definitiva, predije que para el año 2020, el mundo occidental se llenaría de degeneración e inmoralidad sexual. No tenía idea de que esa inmoralidad sexual sería de índole sodomítica, porque yo no sabía que existía eso en aquella época (sólo era un niño); pero el punto es que predije la decadencia moral y la depravación de la sociedad, a la cual hoy la vemos más que nunca. Esa predicción pues, se terminó cumpliendo, peor de lo que yo me imaginaba, puesto que, en mi época de niñez, no había tanto putero sodomítico ni feminista; no había casi nada, de hecho; pero hoy es una podredumbre absoluta. 
        Así pues, con todos esos datos predictivos—y no olvidemos lo que ya nos había advertido el señor Jones—llegamos a mi última profecía sobre este asunto. Pero antes de decirla, debo aclarar que, ya nos podemos ir dando cuenta que la marca de la bestia posee dos componentes: uno físico, el tatuaje inteligente; y otro espiritual, el cual yo ya lo predije de chico: la lujuria (feminismo, sodomía y similares). La marca espiritual, precede a la física; pero ésta es la determinante donde se firma el pacto con el diablo, para vender su alma e ir al infierno por toda la eternidad. Es decir, obviamente, todos los que reciban la marca física de la bestia (ya poseyendo todos, la previa marca espiritual), se irán al infierno de forma irrevocable. Por favor pues, téngase esta información muy en cuenta: la marca de la bestia posee dos partes y ambas son complementarias. 
        Ahora finalmente, pasemos a mi última profecía, la cual explicará cómo es que se producirá la marca física de la bestia. Hasta ahora, todos los teóricos de la conspiración han llegado al punto de darse cuenta de la marca física de la bestia: algunos todavía creyéndose en el microchip y otros dándose cuenta del tatuaje RFID. Pero, ¿cómo es que colocarán ese tatuaje a (casi) todos? ¡Fácil! Lo harán a través de la vacuna “contra” el Sars-Cov-2-Covid-19 de fantasía. En mi visión de anoche, vi básicamente pura oscuridad, oscuridad profunda y mucho sufrimiento; y sentí un golpe y me asusté, y grité y me desperté; y fue entonces cuando tuve una epifanía y finalmente, Dios iluminó mi escueto intelecto, y pude “sumar dos más dos”, y darme cuenta de todo: la marca física de la bestia—el tatuaje RFID, de código de barras con el seiscientos sesenta y seis—vendrá a través de las dos dosis de la vacuna “contra” el Covid-19, en forma de nanosondas, similares a las que usan los borgs en Star Trek, para asimilar a la gente. Las nanosondas son nanobots o robots microscópicos, que funcionan a modo de moléculas metálicas, con cierta programación y pueden realizar ciertas funciones. Si bien la tecnología que el oficialismo mundialista nos presenta actualmente, supuestamente eso “no existe”, sí sabemos y podemos comprobar que existe la nanotecnología y hay robots muy pequeños, pero todos los teóricos de la conspiración sabemos que la tecnología “actual”, en realidad está con por lo menos cincuenta años de retraso con respecto a la tecnología que manejan ellos, los Illuminati judeomasones. Por ende, esta mi profecía es posible que puede cumplirse; me parece muy lógico y muy probable de que ocurra. 
        Sencillamente, los nanobots serían inyectados de forma intramuscular y a partir de ahí, esos pequeños robots se moverían hacia la mano derecha o la frente, siguiendo una programación, para tatuar en la dermis del usuario, un tatuaje RFID. A través pues, de las radiofrecuencias, una vez que la programación sea completa, cuando uno menos se lo espere, (((ellos))) activarán al tatuaje inteligente, es decir, la marca de la bestia. Para tener una idea de cómo esto pudiera funcionar, recomiendo leer la obra “El país de los microchips”, de mi amigo Delfín (Tursiops truncatus). Al parecer, ese libro también fue bastante profético… 
        Por eso, este descubrimiento profético que he hecho, es mi pequeño aporte a la cuestión acerca de la marca de la bestia; puesto que ahora podemos tener una idea de cómo funcionará la activación de dicha marca, un dispositivo tecnológico muy sofisticado, en cuanto a su parte física. Al parecer ahora, ya en 2021, todas las piezas del rompecabezas van encajando, todas las profecías que se han hecho en el pasado, se han estado cumpliendo; sin embargo, también está predicho, que la inmensa mayoría de las personas estarán engañadas y permanecerán así hasta el final. Por más que los profetas antiguos y los teóricos de la conspiración (profetas contemporáneos), le mostremos todas las evidencias a las personas en general, continuarán habiendo muchos que no despertarán, sino que se empecinarán en la mentira, y eso será para su propia perdición. 
        Puede ser que me equivoque—y ojalá así sea—pero creo que ha llegado el momento, en que la inmensa mayoría de la gente del mundo, aceptará la marca de la bestia física, es decir, el tatuaje inteligente; un tatuaje, el cual ya está siendo actualmente implantado a través de nanosondas, por medio de las vacunas “contra” el imaginario Covid-19; vacunas como Sinovac, AstraZeneca, Pfizer, etcétera. Esas vacunas, según me parece por la visión que tuve, son los predecesores inmediatos del tatuaje inteligente RFID, la marca física de la bestia. Por ejemplo, ya en Austria y también en Dinamarca, unas cuantas personas ya han fallecido por causa de la vacuna AstraZeneca, al punto de que los gobiernos suspendieron la vacunación con dicha vacuna. Esto nos indica que el mundialismo no desea que la gente muera; el interés mayor de ellos, no es ya reducir la población mundial—porque eso ya lo han estado haciendo desde hace casi un siglo, a través de la píldora anticonceptiva, preservativo, aborto, homosexualismo, etcétera—sino que su objetivo principal ahora, es obtener el alma de las personas. Puede ser que todavía quieran reducir la población un poco más, puesto que cuanta menos gente, más fácil de controlar para el (((Nuevo Orden Mundial))); pero el objetivo principal para (((ellos))) ahora pasa ser apoderarse de las almas humanas. 
        También tengamos en cuenta la etimología de las vacunas: AstraZeneca es “astra”, en referencia a lo astral; y luego “zeneca”, refiriéndose al filósofo hispano-romano estoico Séneca, quien falleció desangrado; pero cambian la ese por una zeta, como una referencia al zolpidem, y al “zzz”, es decir, al sueño. ¿Acaso Cervantes no comparó—erróneamente—el sueño con la muerte? Parece que esta gente hace lo mismo y por eso pienso que el “error” de AstraZeneca, de que algunas personas hayan fallecido como consecuencia de la vacuna, es sólo parte de otro experimento cabalístico de (((ellos))), aunque también cabe la posibilidad de que realmente se hayan equivocado. 
        En cuanto a Sinovac, la interpretación etimológica más obvia es “sino”, chino; y “vac”, vacuna; pero en saurésrico la primera parte del nombre de ese laboratorio, proviene de “síngulo”, que significa marca o mancha. También notemos que, en inglés, “sin”, significa “pecado”. Además, teniendo en cuenta a la terminación “vac”, no olvidemos que en japonés—y los japoneses tienen una cultura cuyo origen es claramente influenciado por el chino—“baka” (ばか), significa “tonto” o “idiota”. Esto es un claro simbolismo a que los que se vacunan contra el covid-imaginario, en realidad son unos tontos o idiotas manipulados, por el pecado originado en China. Además, la vaca es un animal sangrado en la mitología hindú, y también en la nórdica, siendo la bisabuela de Thor (Thor, hijo de Odín, hijo de Bor, hijo de la Vaca), la que generó el mundo, y de cuya leche proviene la galaxia de la Leche, más conocida como Vía Láctea. También esto está relacionado con la mitología griega, celta y egipcia. Como vemos, todas las marcas de vacunas, están sobrecargadas de simbolismo esotérico. 
        Y en cuanto a Pfizer, no sé qué significa, más allá de ciertamente, el nombre de uno de los fundadores de dicho laboratorio; pero supongo que debe significar también algo. ¿Usted que cree? 
        Como fuere, lo que yo he estado observando a lo largo de mi vida, es que todas las profecías bíblicas se cumplen; y que todo está relacionado también con la sabiduría de los antiguos de tiempos mitológicos. También, por supuesto, he observado que los únicos que dicen la verdad, en tiempos contemporáneos, son los teóricos de la conspiración de rangos espirituales más elevados; y todo lo que dicen, se van cumpliendo; y por eso, yo también deseo hacer mi humilde aporte, mostrando—gracias a mi visión—una posible explicación que estaba faltando, para revelar la relación entre las vacunas actuales contra el virus imaginario y la marca física de la bestia. 
        De todos modos, como todas las profecías, sólo podremos comprender esta mi profecía—y la de todos quienes me antecedieron—, luego de que las mismas se cumplan en su completitud. Por ende, una vez más confirmamos que únicamente los verdaderos cristianos—y por lo visto, también algunos paganos o teístas genéricos—serán quienes nos neguemos a ponernos la marca de la bestia; por lo visto—y espero equivocarme—todos quienes se vacunen y especialmente con la segunda dosis, ya tendrán en algún momento, el tatuaje RFID, el cual se activará. Además, una última aclaración en esta mi profecía: por lo menos en Uruguay, a la gente que desea vacunarse, la están haciendo firmar un documento, por el cual, las personas básicamente se oponen a sí mismas en defensa de los laboratorios farmacéuticos. En dicho documento dice que, si surgiera algún efecto secundario por culpa de la vacuna, entonces los laboratorios no se hacen responsables para nada, y al único a quienes los afectados podrían hacerle una demanda, sería al Estado de la República Oriental del Uruguay. Esto es muy interesante, ya que es una muestra clara de cómo la farmafia se lava las manos. Usted sólo piense en algo básico: ¿alguna vez cuando se vacunó contra un virus real, con una vacuna normal, tuvo que firmar algún papel? ¿Por qué ahora se “preocupan” por no ser demandados? Quien no debe, no teme; así que se hace muy evidente, que algo ocultan.     
            Que cada uno sepa discernir. Quien tenga sabiduría que entienda. Al final, la batalla es singular, de cada uno contra el mal. Quienes deseen ser vacunados y lo hagan, después, aténganse a las consecuencias de sus actos. Ésta es pues mi profecía y mi advertencia hacia los impíos e infieles: o se convierten al cristianismo verdadero—el católico, no del Vaticano II—o lo lamentarán por toda la eternidad.

 


 

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