Desde El Debate Público.
La fornicación es peor que la
prostitución y constituye otra ruina para Occidente.
Por Lord Stob.
En
un artículo precedente hablé del divorcio, que el mismo debe ser evitado a toda
costa; que el mismo no debe ser nunca tolerado para un católico, porque tolerar
al divorcio por ejemplo, es cosa de infieles como los protestantes, musulmanes
o judíos; pero nosotros los occidentales, nosotros los cristianos auténticos,
tenemos la fortaleza de un tipo de matrimonio que es muy superior al matrimonio
natural y común y corriente practicado por paganos, musulmanes, judíos y demás:
el matrimonio canónico católico, el cual es un sacramento. No sólo es un mero contrato,
sino un juramento sagrado de por vida entre varón y mujer, y que está bendecido
por Dios, para que esa pareja se reproduzca y tenga muchos hijos, los cuales
son bendiciones de Dios.
Y
como vimos, el divorcio en Occidente es de lo peor que existe; peor incluso que
el robo y el homicidio juntos; divorciarse significa no tener palabra, y sin
palabra no hay honor y sin honor no hay nada. El honor es dignidad personal, y
la dignidad personal es ser leal; la lealtad es posiblemente uno de los valores
más hermosos y nobles que existen. Pero la lealtad debe ser dada hacia aquél
que merezca nuestra lealtad, y ¡Ése es Nuestro Dios, Jesucristo! No es el
dios-Estado, sino que es Cristo y así como Cristo es cabeza de la Iglesia, el
marido es cabeza de la mujer, y por ende, Dios bendice a la familia cristiana,
cuya base es el sacramento del matrimonio. Por ello, el divorcio debería ser
completamente desterrado de Occidente, no bajo la acción del Estado (de éste
sólo podemos esperar el mal, como por ejemplo, los divorcios exprés), sino bajo
la acción de cada uno de nosotros los cristianos católicos y tradicionalistas.
Pero
también en el artículo precedente no sólo planteé el problema, sino que propuse
la solución; o mejor expresado: simplemente mostré la solución que da al
cristianismo para el problema del divorcio; y esa solución se basa en dos
pilares: preparación previa prematrimonial y respeto mutuo, paciencia y mucho
amor durante el matrimonio. Ahora me centraré un poco más en algo que hay que
evitar a toda costa para la preparación previa al matrimonio; se trata de un
pecado mortal atroz y muy nocivo: la fornicación.
Así
como el divorcio es la ruina de Occidente; la fornicación es la ruina del
matrimonio y por ende, otra ruina de Occidente.
La
fornicación se trata de llevar a cabo relaciones sexuales (cópulas carnales)
fuera del matrimonio y antes de la celebración del mismo. El otro tipo de coito
extramatrimonial es el adulterio; éste se produce ya sea cuando una persona
casada copula con otra fuera del matrimonio, o cuando lo hace estando
divorciada y “casado” con otra persona. Es decir, para el catolicismo se
considera que si otra persona se “casa” de nuevo (estando vivo el cónyuge anterior),
está cometiendo adulterio; eso porque para el catolicismo (el verdadero
cristianismo) las personas sólo se pueden casar una vez (al menos que queden
viudos); es decir, sólo la muerte disuelve el matrimonio. Éste también se puede
anular, pero eso sólo puede ocurrir en casos muy excepcionales y con la
autorización del Papa.
Pero
la fornicación es un acto copulativo muy nocivo, el cual puede producirse ya
sea entre la pareja que luego en definitiva se termina casando (lo cual en
primera instancia podría no parecer tan malo), o bien con una pareja que al
final no se terminan casando (lo cual es una deshonra aún mayor). Entre las
parejas que fornican y después se terminan casando; la mayoría de esos
matrimonios fracasan, aunque otros tienen suerte y se terminan llevando bien.
Pero los que fracasan son porque Dios los ha castigado, por burlarse de su
autoridad divina, y no esperar a casarse, para realizar el coito. Algo que,
además, es muy tonto, porque si se aman tanto, ¿por qué no formalizar las cosas
con seriedad y casarse?
La
actitud de la fornicación es muy tonta y escapa a toda lógica, pero lo peor de
la fornicación tal vez sea, que uno fornique con una persona que al final no
termina casándose con ella. En tiempos pretéritos más decentes, si una persona
cometía la osadía de fornicar con otra y los padres se enteraban; pues bien,
¡tenían que casarse! No tenían otra salida.
Sin
embargo, actualmente la fornicación se lo ve como algo “sano”, como si fuera
algo “normal” y “saludable”; cuando en realidad es una inmundicia, y una burla,
no sólo a las parejas casadas y decentes, sino a Dios mismo. Es también una
burla a todas las personas que son decentes y vírgenes: desde una burla a los
sacerdotes, así como a los frailes, monjes y monjas, o a personas como yo que
somos vírgenes pues todavía no nos hemos casado. ¿Por qué es una burla? Porque,
cuando una persona fornica con otra, está estragándole la posible pareja futura
de un tercero; es decir, si un varón fornica con una mujer y después se termina
no casando con ella, esa mujer ya deja de ser virgen y pasa a estar “usada”.
¿Qué varón decente y serio querrá casarse con esa mujer? Yo, por ejemplo, no.
¿Y por qué alguien como yo no puedo aceptar una mujer que ya está manchada (es
decir, que fue usada)? Primero, por una cuestión de igualdad de condiciones: si
yo me guardé para ella, ¿por qué rayos ella no tuvo la dignidad y decencia
mínima de guardarse para mí?; y segundo, porque yo no soy un “cornudo”, como
para rebajarme y auto humillarme a tomar como esposa a una mujer que ya fue de
otro, porque no se aguantó y fornicó con cualquiera. Si la mujer fuera viuda,
ahí es otro tema, porque por más que haya tenido relaciones sexuales con otro,
esos coitos fueron legales, dentro del matrimonio santo y casto. Pero aquí
estoy tratando acerca de asuntos más frecuentes y no de excepcionalidades como
las mujeres viudas (por ejemplo, ¿qué mujer viuda joven, existe en tiempos como
estos?)
Así
entonces, cuando una mujer fornica con un varón, se está estragando su cuerpo (se
está humillando su propia honra y dignidad), pero cuando un varón fornica
también está estragando su propio cuerpo, humillando su propia honra y
dignidad, y peor, incluso de paso, está arruinándole la posible mujer a otro;
pues si resulta que después él no se casa con esa mujer, la dejó deshonrada y
manchada; y así, esa mujer se pierde de varones serios como yo; se quedará
claro, con varones idiotas (“feministos”) o con algún violento golpeador, y
claro, bien merecido se lo tienen esas fornicarias feministas, por entregar su
intimidad al primer idiota que se les cruza por el camino.
Además,
la inmensa mayoría de esas relaciones fornicarias implican un amor romántico
frívolo y superficial, es decir, un amor falso; porque ni siquiera muchas veces
se conocen bien entre sí. Simplemente se dejaron llevar por la pasión del
momento y fornicaron.
Por
supuesto, la fornicación trae consecuencias: físicas y espirituales; las
físicas son en primer lugar que tu cuerpo cambia sutilmente porque dejas de ser
virgen: a la mujer se le rompe el himen y al varón se le disminuye el tamaño
del pene, de forma microscópica; esto demuestra que el hecho de que la mujer
pierda la virginidad antes del matrimonio, es peor que el caso de que la pierda
el varón. Además, también es peor para el caso de la mujer, por el hecho de que
la mujer queda embarazada, mientras que el varón deja embarazada. Eso
demuestra, además, que biológicamente la poliandria es muchísimo peor
moralmente que la poliginia; pero esos temas sobre “orientaciones sexuales alternativas”
lo dejaré para otro momento… En segundo lugar, otro cambio físico posible,
tanto para el varón como para la mujer, son las enfermedades venéreas o de
transmisión sexual, como por ejemplo, la sífilis o el temido virus del papiloma
humano. En el caso de este último, hacemos notar como el Estado incentiva a que
las niñas de nueve años sean vacunadas contra ese virus uterino, a una edad
previa a que comiencen con las relaciones sexuales; porque el Estado gracias a
su adoctrinamiento con la “educación sexual”, incentiva a que los niños tengan
relaciones sexuales siendo niños, o siendo jóvenes adultos (lo que ellos llaman
“adolescentes”; pero yo no sigo la terminología de la ONU), pero eso sí, que
tengan relaciones sexuales con gente de su edad, porque si no, según el Estado
eso sería “abuso”: el Estado incentiva todo lo que sea “igualitario”, porque si
no para ellos, estamos ante relaciones del tipo de “dominación”, como lo son
según ellos, todas las relaciones heterosexuales normales. Por eso, el Estado
procura destruir el matrimonio normal (la heterosexualidad en su conjunto):
para destruir a la familia. Así entonces el objetivo final del incentivo
estatal de la fornicación es impedir a toda costa el matrimonio.
En
cuanto a las consecuencias espirituales de la fornicación, consisten en manchar
el alma humana con un pecado mortal; un pecado mortal que, por cierto, es
estúpido e innecesario, ya que a Dios no le parece nada mal que las personas
tengan relaciones sexuales; de hecho, al contrario, el Señor las estimula y desea
que las parejas tengan muchos hijos, para que llenen la Tierra. Sin embargo,
esas relaciones deben ser bendecidas por Dios, deben ser autorizadas por Él, y
esa autorización se logra a través del sacramento del matrimonio. Dios es Padre
y para casarse, se debe pedir autorización del padre, pero como el Estado se
cree un dios (es decir, el Estado es un competidor de Dios), entonces es por
eso que el Estado establece el “matrimonio civil”; pero no contento con
establecer ese matrimonio falso, desde el propio Estado se incentiva a que las
personas forniquen, que copulen fuera del matrimonio, porque así las personas
se burlan de Dios. Así pues, tenemos dos burlas que las personas impías hacen
ante Dios, en su cara: se burlan de Él fornicando y se burlan de Él
divorciándose; y para peor, generalmente las personas que fornican (y aún peor
las que conviven en concubinato prematrimonial, es decir, esa estupidez de
“vivir juntos”), son las mismas que después se terminan divorciando.
¿Por
qué? Pues porque basaron su supuesto “romance” en un fraude de lujuria e
impulso sexual barato e infantil. En verdad, reducen sus relaciones copulativas
a meros onanismos mutuos; incluso, terminando en prácticas en las cuales el
varón se humilla a sí mismo, no terminando donde debe terminar, sino en
agujeros incorrectos o lugares indebidos. Todo eso, además, lo promueve el
Estado, no sólo para mancillar la honra de la mujer, sino también para humillar
al varón. Se incentiva el feminismo, que las mujeres hagan lo que quieran en el
mal sentido; que sigan cualquier clase de comportamiento aberrante, sin ninguna
clase de responsabilidad, puesto que después, total, el Estado ya aprobó el
genocidio de bebés (el aborto inducido).
Esa moda abyecta e idiota de "vivir juntos" antes del matrimonio es nefasto para el mismo; y eso es promocionado por el Estado.
Ejemplo de malos consejos.
En
definitiva, el Estado incentiva a que las personas permanezcan en un estado
espiritual permanente de onanismo infantil; así, las personas son como si
fueran eternos “adolescentes”, irresponsables, que fornican sin sentido. De
hecho, lo muestran por todos los medios como si fuera de lo más normal del
mundo: en telenovelas, en películas, en series, etcétera. Muchas veces he visto
por televisión, como por ejemplo, están pasando una película o algo, y porque
sí nomás, sin ningún motivo, surge una extraña tensión sexual entre los
protagonistas, y un hombre besa a una mujer; pero me refiero de forma
sinsentido, apenas sin conocerse. Y eso es algo que en verdad, aparece ya desde
hace mucho tiempo por la televisión (yo casi no miro televisión ahora, así que
ahora, por lo que he sabido, ya no sólo andan incentivando la fornicación
heterosexual normal, sino aberraciones sodomíticas); por ejemplo, en las
telenovelas de la Red Globo (Brasil)—un canal masónico—la verdad que sus
supuestos “romances” son una completa desvergüenza, y siempre con la misma
dinámica: los protagonistas fornican, después se separan, fornican con otros,
pasan muchas “dificultades” (en realidad idioteces, que sólo son producto de la
superlativa soberbia de los personajes protagonistas) y después, al final de la
telenovela vuelven a quedar juntos, y al final se casan; y por cierto, los que
se casan al principio de la telenovela brasileña de la Globo, se divorcian,
pero los que se casan al final, esos supuestamente quedan “juntos por siempre”.
Es una idiotez completa; una burla rotunda a la Iglesia Católica (porque para
peor, se burlan, casándose por la Iglesia).
Mucho
de lo que se incentiva en las películas estadounidenses, por ejemplo, es perder
a propósito, porque sí nomás y sin ningún sentido, la virginidad, antes de
finalizar la secundaria; y de paso, también incentivan que la universidad se
torne un antro de perdición fornicaria. Infelizmente, eso no se limita a la imaginación,
sino que al parecer también sucede en la vida real y no sólo en Estados Unidos;
eso es por culpa de que ya desde niños, el sistema educativo estatal es mixto;
en otras palabras, el sistema educativo incentiva la promiscuidad sexual ya
desde la pequeña infancia: mezcla varones con niñas en la misma clase; eso lo
hace en primaria, en secundaria y en la universidad. Si se siguiera la lógica,
debería haber una completa segregación sexual en el sistema educativo, puesto
que se supone que la institución educativa es para ser instruido, no para
incentivar la lujuria de la fornicación.
Pero
el Estado, sin embargo, promueve por todos los medios la fornicación. La
secundaria e incluso la primaria, enseñan la basura de la “educación sexual” a
los jóvenes y niños; y no sólo incentivando la fornicación heterosexual, sino
enseñando que las desviaciones sexuales sodomíticas, entre otras, están “bien”.
Pienso que actualmente la educación estatal debe ser pésima y nefasta para los
niños, en virtud de tanta basura que enseñan en materia de intimidad; si ya
desde mi época de la secundaria, recuerdo que iban “expertos” (médicos) a dar
charlas sobre el cuco del SIDA, ahora me imagino que todo debe ser muchísimo
peor. Recuerdo que por lo menos en mi época cuando iba a la secundaria, al
menos entre los estudiantes, la homosexualidad era de lo peor; pero ahora,
según “todos”, parece que esa aberración es aceptada como algo normal. Sin
embargo, ya desde mi época de la secundaria, es verdad que algunas personas
incentivaban la fornicación y también por supuesto, la pornografía. Pero yo
siempre durante todo ese tiempo fui de la idea que todo eso no era más que una
vergüenza; y nunca se me dio por fornicar con nadie. Y eso que yo todavía en
esa época, no era tan estricto creyente católico como lo soy ahora. Así que fue
Dios mismo quien me preservó del pecado inmundo de la fornicación.
Típica
propaganda mentirosa del gobierno y de los progres a favor de la
inmundicia de la fornicación. Nótese que en esa propaganda se niega la
existencia de los vírgenes.
Yo le refuto al gubernamental y otro usuario también. En
realidad los fornicarios se creen que poseen "superioridad moral" con
respecto a los vírgenes, casados y viudos; pero en realidad, ¡les
debería dar vergüenza! La fornicación es una BASURA.
Pero
sí recuerdo que ya desde aquella época, iban “expertos” a hablar en contra del
SIDA y otras enfermedades venéreas; ¿y saben cuál era la solución de ellos para
evitar las enfermedades de transmisión sexual? ¡El preservativo masculino! O
sea, que lisa y llanamente el liceo público incentivaba a los jóvenes—a los
“menores de edad”, como les llaman ellos mismos—a que fornicasen todo lo que
quisieran y para no enfermarse, entonces que principalmente los varones se
humillaran a sí mismos, usando el mugroso preservativo hecho de azufre. También
incentivaban a las mujeres que usaran la cancerígena píldora anticonceptiva o
que se auto humillaran insertándose en sus cuerpos, la inmundicia del DIU (mal
llamado “dispositivo intrauterino”, cuando en realidad debería decirse “diablo
intra uterino”); pero principalmente se humillaba a los varones, diciéndonos
que debíamos usar el preservativo. ¿Y esto por qué? Porque el sistema estatista
está diseñado todo en función de la mujer. Si nos fijamos bien, veremos que la
secundaria uruguaya, comienza a los once o doce años, es decir, cuando la niña
se vuelve mujer (cuando menstrúa por primera vez), pero en esas edades, los
varones todavía seguimos siendo niños, ya que nosotros recién maduramos
sexualmente a los trece o catorce años. Eso es una prueba irrefutable, de que
el sistema educativo uruguayo está diseñado en función de la mujer y además,
para humillar a los varones.
En
definitiva, incentivan la fornicación, no sólo para postergar indefinidamente
el matrimonio (y destruir la familia), sino también por su objetivo feminista
supremacista, de humillar a todos los varones; y así, se nos dice que nosotros
somos unos “inmundos lujuriosos” que “sólo pensamos en sexo”, lo cual
obviamente es una completa mentira. Si los varones sólo pensaran “en sexo”, la
humanidad no podría haber tenido tantos descubrimientos y tanto desarrollo
económico y tecnológico; es una denigración evidentísima hacia el varón que se
nos intente hacernos ver como que somos unos lujuriosos. La realidad, es más
bien al revés, porque la mujer es la que se deja llevar por los sentimientos—y
no se basa tanto en la razón, como el varón—y es la mujer la que madura menos y
que es más infantil, y por ende, es la mujer la que menos puede refrenar sus
impulsos, incluyendo su propia libido o impulso sexual. Entonces, con
incentivar la fornicación en los varones, y decirnos que forniquemos lo que
queramos, con tal de usar el mugroso preservativo hecho de azufre, en realidad,
no se nos está realzando nuestra masculinidad, sino que, al contrario, ¡nos
están queriendo quitar virilidad!, nos están emasculando, nos están afeminando.
Y por eso es que también comienzan a surgir cada vez más invertidos sodomitas;
por eso es que cada vez más personas “salen del armario”; lo que quieren es
acabar con la virilidad masculina; porque así, nos quieren hacer desperdiciar
semen, adentro de un tubo de azufre (el preservativo diabólico), en lugar de en
la vagina de una mujer. Eso es una tremenda humillación hacia el varón.
Recuerdo
además, que en esa misma charla de la secundaria acerca de “educación sexual”,
el “experto” dijo que le escribieran papelitos con preguntas para hacerle, y un
amigo mío quedó confundido con la charla y entonces escribió un papelito
preguntándole “cómo hacer entonces para dejar embarazada a una mujer”; otros
preguntaron otros cosas, pero yo no pregunté nada, porque la verdad que no me
interesaba nada de aquello (por aquella época estaba más interesado en jugar con
soldaditos de plástico, dinosaurios y autitos, y mirar dibujos animados).
Entonces, sucedió que unos tontos preguntaron una cosa que le hizo enfadar al
“experto”, quien suspendió la charla y se fue. Así pues, mi amigo que hizo una
pregunta seria, se quedó sin saber la respuesta. Pero yo le dije que sabía la
respuesta: “entonces no uses preservativo”, le dije. Y sí, como vemos lo que en
verdad no quiere que suceda a toda costa el sistema educativo estatista, es el
embarazo; y por eso incentivan principalmente a que los varones se humillen
usando preservativo, en lugar de en todo caso, decirles que no hay que
fornicar, sino esperar hasta casarse. Por cierto, obviamente esas campañas del
gobierno de estar en contra del llamado “embarazo adolescente”, es una completa
basura, ya que no tiene nada de malo que una mujer joven se embarace, siempre y
cuando esté casada. Esa es la clave: estar casada.
Por
ende, mi amigo por parte del “experto”, se quedó sin obtener una respuesta
seria, si bien yo le dije la respuesta correcta, lo cual es una obviedad: si el
preservativo masculino es para evitar embarazos y para supuestamente impedir
enfermedades venéreas (lo cual no es cierto), entonces no usarlo durante la
cópula servirá para dejar una mujer embarazada. Por eso yo les digo a los
jóvenes: si van a fornicar (cosa que no deberían hacer), al menos tengan la
mínima decencia de no usar el mugroso preservativo, así por lo menos tendrán
posibilidades de dejar una mujer embarazada, ser padres y tener un poco de
responsabilidad en la vida. Pero el Papá Estado no quiere que eso suceda y por
ende, incentiva la fornicación al mismo tiempo que incentiva la anticoncepción.
El objetivo de esto, es pudrirle el cerebro a la gente, haciéndoles creer que
la cópula no está asociada a la reproducción; incluso los “expertos” dicen
patrañas como que “el sexo es una forma de comunicación”. Eso son puras
estupideces; la realidad es que la sexualidad es para la reproducción; y todo
ello debe darse en el ámbito correcto, decente y honorable del matrimonio.
Continuando
con esa anécdota mía del liceo, recuerdo que entre las preguntas “estúpidas”
que enfadaron al “experto”—y por eso se retiró—había una que preguntaba si las lesbianas
podían quedar embarazadas entre sí. Yo por esa época no sabía qué significaba
la palabra “lesbiana” y entonces le pregunté a un amigo: “¿qué es lesbiana?”, y
él me dijo que se trataba de mujeres homosexuales, es decir, que tenían sexo
con otras mujeres. Y entonces yo dije que obviamente la respuesta a esa
pregunta “estúpida” era que no, que las mujeres homosexuales no se pueden
reproducir entre sí. Es decir que, en definitiva, por lo que vemos, la única
preocupación del “experto” enviado por el gobierno era que los jóvenes no se
reprodujeran; no importaba si algunas mujeres se volvían lesbianas o algunos
varones se volvían sodomitas; tampoco importaba si algún joven quería dejar
embarazada a una mujer y así tener hijos. Lo único que importaba para los
“expertos” del gobierno es que los jóvenes no procrearan y todo eso bajo la
excusa de “evitar” las enfermedades venéreas. Pero eso era mentira: el único
objetivo de todos esos tipos de charlas sobre “educación sexual”, es que las
personas jóvenes no se reproduzcan, que aprendan a usar todo tipo de métodos
anticonceptivos, y que sigan fornicando de forma irresponsable.
Así,
con ello, por un lado, incentivan la irresponsabilidad, es decir, inculcan en
el cerebro que la cópula carnal no tiene ninguna consecuencia real, que la misma
no sirve para la reproducción, que la misma no pasa de una especie de “forma de
comunicación” entre las personas (incluso, independientemente de si son de
distinto sexo o del mismo). Por otro lado, cumplen con su objetivo fundamental:
bajar la población mundial. Al retrasar el matrimonio al máximo, incentivando
por ejemplo que las mujeres concurran a la universidad pública (la Universidad
de la República, UdelaR, o como a mí me gusta llamarle “el lupanar”), se
produce que las mujeres recién se casen (o no se casen nunca) y tengan su
primer hijo, recién a los treinta años. Cuanto más mayor sea la madre con
respecto a su hijo, ocurrirán una serie de “ventajas” para el mundialismo. La
primera ventaja y la más obvia, es que el niño tendrá mayores posibilidades de
salir retrasado mental (es decir, se procura la disgenesia); la segunda ventaja
es que a mayor edad de la mujer, los embarazos serán de mayor riesgo para ella
misma (y así si una mujer muere en el parto, las feministas aprovecharán para
hacer propaganda en contra del “machismo” y del “heteropatriarcado opresor”); y
la tercera ventaja es que habrá mayor brecha generacional entre la madre y el
hijo, lo cual es positivo para el mundialismo y bastante negativo para el hijo
y para la familia. Lo natural es que las mujeres se casen muy jóvenes, incluso
antes de los dieciocho años, y cuánto menor sea la brecha generacional entre la
madre y el hijo o hija, cuanto más saludable será para esa mujer y para esos
hijos, porque así estos verán a su madre como una figura dulce, amorosa y
cariñosa; mientras que, si la madre es muy mayor, la verán ya casi como si
fuera una abuela. Lo mismo no sucede con el padre, que no importa mucho qué
edad tenga, ya que el varón para los niños (y para su esposa), siempre será la
figura de autoridad.
Todo
eso, es lo que el mundialismo quiere evitar: el matrimonio, la reproducción, la
formación de la familia, la educación de los hijos, y en definitiva que el
individuo piense por sí mismo. Al contrario, lo que el globalismo desea es generar
personas que sean completamente dependientes del Papá Estado; y así, quieren
que, por ejemplo, la madre sea una vieja con respecto a sus hijos, para que así
la escuela se haga cargo del niño. Eso es muy denigrante para la mujer; pues
así como el Estado siempre procura humillar al varón, lo mismo también lo hace
con la mujer, a través de toda la mugre que es y representa el feminismo.
El
feminismo no quiere que la mujer se case, el feminismo odia a las madres y
también a las esposas; el feminismo odia las damas y mujeres decentes, el
feminismo odia la honra de las doncellas, y el feminismo también desprecia a
las viudas. Además, el feminismo procura convertir al varón en un “pollerudo” y
“perrito faldero” de la femiorco.
Así
entonces, hemos visto todas las consecuencias de la inmundicia de la
fornicación, y por qué el Estado la incentiva. Puede parecer una contradicción,
ya que incentivan que las personas copulen abiertamente (fornicación), pero por
otro lado incentivan que las personas usen anticonceptivos para no
reproducirse; y eso lo hacen porque quieren banalizar las relaciones románticas
y las relaciones sexuales entre las personas. Ya no contentos el Estado, con
promocionar la prostitución “formal”, procuran que básicamente, todas las
mujeres se conviertan en prostitutas gratuitas y todos los varones en sus
clientes gratuitos. ¿No lo ven? ¡La fornicación común es todavía más humillante
que la prostitución! En ésta, por lo menos a las prostitutas se les paga por
alquilar su cuerpo; sin embargo, bajo el régimen de la fornicación abierta
promocionada por el Estado, todas las mujeres y los varones fornicarios, se
vuelven prostitutos. Eso es lo que son: ¡prostitutos!
En
resumen pues, la fornicación es todavía peor que la prostitución. Digamos que,
en comparación, la prostitución es una actividad “decente” con respecto a la
fornicación. Por eso, les recomiendo a todos los que sean solteros y leen esto:
si realmente aman a su pareja, formalicen las cosas y cásense como es debido,
luego por supuesto, de pensarlo muy bien; pero por favor no forniquen, porque
eso tendrá consecuencias irreversibles e inevitables para su cuerpo y para su
alma. Y si lo hacen, ¡les estarán haciendo un gran favor al Estado y al
(((mundialismo)))! Sed decentes y castos, ¡y el Señor los recompensará con la
gloria eterna!
Varón, ¡no seas maricón! NO uses preservativo; si la quieres de verdad, ¡cásate con ella!
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